También se le conoce como sabino, tarasco, ciprés y yaga-quichi. Para fines curativos, de este árbol se aprovecha la hoja, el fruto, la corteza y la resina de su madera. Tiene propiedades astringentes, balsámicas, cicatrizantes, diuréticas, emenagogas (estimulación del flujo sanguíneo en el área de la pelvis y el útero) y resolutivas.
Entre las enfermedades que puede curar están:
Diarrea y bronquitis catarral, para las que se utilizan (uso interno) la hoja y la corteza que tienen propiedades astringentes.
Sarna, herpes y ulceraciones, la misma hoja y corteza pero en uso externo.
Afecciones hepáticas y trastornos menstruales, con la corteza y el fruto que son diuréticos y emenagogos.
Quemaduras y ulceraciones de la piel, utilizando externamente la resina de la madera.
Es resolutiva en tumores y postemas, y gran auxiliar en el tratamiento de reumatismo articular, agudo o crónico.
Afecciones de vías respiratorias e intestinales, es de acción balsámica.
Mejora la circulación usando internamente la hoja y el fruto, y externamente como tratamiento contra las várices y las úlceras varicosas.
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