Mucho antes de que existieran los análisis clínicos y las grandes máquinas de imagenología para hacer diagnósticos, los sanadores tradicionales empleaban métodos no agresivos para determinar el estado de salud, el talento y el carácter de las personas. Para esto, se valían principalmente del uso de sus sentidos: vista, olfato, tacto, oído y, a veces, el gusto. En la Medicina China, al igual que en casi todas las orientales, el diagnóstico por medio de la observación del rostro y el cuerpo se hizo tan valioso y certero, que ahora los que lo practican parecen “magos” desde nuestra visión de occidentales del siglo XXI. Sin embargo, sus secretos no son secretos. En esta ocasión hablaremos de la voz y sus diferentes tonos, y lo que significan dentro de las medicinas orientales.
En el diagnóstico oriental, se dice que el corazón es “el amo de la voz”. Esto quiere decir que el corazón controla el uso de la voz. Cuando estamos enamorados, cantamos; cuando estamos enojados, gritamos; cuando estamos tristes, lloramos; cuando estamos contentos, canturreamos. Aunque estas son generalizaciones, fácilmente se puede reconocer que las emociones tienen un efecto enorme en la forma de modular la voz.
Según la medicina oriental, las emociones asociadas con el corazón son la alegría y la histeria: una positiva y la otra, en desequilibrio. La alegría de la voz se puede percibir como risa. La persona puede estar hablando de algún tema muy común, pero si su corazón es fuerte o dominante, podemos percibir un tono dichoso en sus palabras, lo que indica una naturaleza feliz. En cuanto a conocer la histeria en la voz, no es necesario ser médico oriental para diagnosticarlo.
Así como el corazón es el amo de la voz, los riñones son sus raíces. Una voz que sale de los riñones, es decir, de la parte inferior del cuerpo, es profunda y sonora. Una voz aguda, sobre todo en un hombre, indica cierto tipo de debilidad de los riñones.
La emoción asociada a los riñones es el temor o miedo. Muchas veces podemos percibir una emoción concreta en la voz: una voz medrosa o temblorosa. Una persona que habla con energía y franqueza, con confianza en la voz, tiene fuerte la energía del riñón. De vez en cuando se detecta una especie de acuosidad en la voz. Eso no se debe simplemente a la presencia de mucosidad, aunque también se puede encontrar eso. Lo que quiere decir “acuosidad” es una voz débil que parece contener ciertas lágrimas, melancolía. La melancolía crónica suele estar causada por un desequilibrio en los riñones.
Se debe escuchar la dirección que toma la voz cuando la persona habla: ¿baja mucho la voz, haciéndose menos emotiva y más grave, o sube, haciéndose más emotiva y descontrolada? ¿Permanece en un tono invariable, monótono? ¿O es irregular, con una serie de montes y valles? Esa tendencia le dirá mucho sobre el estado interior de la persona. Una gravedad que va hacia la aflicción revela un problema en los pulmones o el intestino grueso.
Los pulmones se consideran el portal de la voz, en el sentido de que proporcionan el aire necesario para que funcione la laringe. La emoción asociada con los pulmones es la aflicción. Se puede detectar fácilmente la aflicción como tristeza o dolor emocional profundo. La aflicción está estrechamente relacionada con la rabia; de hecho la aflicción da origen a la rabia en muchas personas.
La rabia en la voz revela un desequilibrio en el hígado. Es muy fácil reconocer una voz enfadada; e inmediatamente se sabe que hay un problema hepático.
Cuando escuche una voz demasiado compasiva, una especie de “pobre de mi” o “pobre de ti”, deberá dudar de la fortaleza del bazo. Pregúntele a la persona si come mucha azúcar o bebe vino; estas dos cosas dañan al bazo. Esa persona deberá comer más calabazas y verduras redondas, como berenjenas, y alimentos ricos en minerales; estos alimentos fortalecen el bazo.
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